jueves, 22 de abril de 2010

Resiste Ralz!


Yo como todo el mundo y todos los años me pongo propositos en año nuevo, aquellos que quedé en enumerar aquí en enero y no he cumplido (empezamos bien) aunque uno de ellos sí, el más importante y a la vez el más duro para mi, apuntarme a un gimnasio, ¡y lo he hecho! llevo un par de semanas, y es genial!
Eleguí uno que estuviera cerca de la oficina, y aunque hay varios, me decanté por uno de precio medio y de una cadena importante, y como en esta zona lo que abundan son las oficinas, pues el personal en su mayoría es gente más o menos como yo, unos con el ego más subido y otros más por los suelos, que de todo hay.
El primer día una "monitora" muy musculada me enseña las instalaciones y me cuenta que cuando lleve tres o cuatro días haciendo algo de cardio me pondrá una tabla de ejercicios adaptada a mi físico y a mis metas.. dos semanas después ni la he vuelto a ver. Pero lo que a mí se refiere mucho mejor, no me gusta nada tener a alguien encima que me diga lo que tengo o no tengo que hacer, osea que yo no podré tener jamás un personal trainer, porque acabaría hasta los mismísimos de él y a la vez con mi carrera deportiva.
El caso es que a diferencia de ese estereotipo de persona que se apunta a un gimansio y no va por pereza, en el cual me creía incluido, para mi sorpresa y mi autoestima he descubierto que no tengo nada que ver con ello, la verdad es que me apetece muchísimo acercarme cada día aunque sea un rato a dejarme la piel sobre la cinta, la elíptica o el remo y salir fresco como una lechuga después de una sesión de sauna y ducha reparadora, pero como las obsesiones no son buenas, a lo que hay que añadir mi horario matador, alterno unas tres sesiones durante la semana (creo que algo aceptable)
Pero lo cierto es que lo que más me llamó la atención del gimansio es el tema del vestuario, algo que ya comenté en la oficina con mis compañeros al día siguiente de mi primera incursión, y es el festival de exhibicionismo y carne que existe, a lo que todos me dieron la razón, salvo la administrativa que no me contó nada sobre si los vestuarios femeninos son igual que un mercado de ganado o competición de belleza como ocurre en los masculinos.. indagaré sobre el asunto.