lunes, 21 de septiembre de 2009

La noche sin ley

A pesar de mis intenciones por que este fin de semana fuera de relax y cultura, se convirtió en todo lo contrario.
El viernes quedé con mi amigo Oli a tomar unas cañas por el barrio (a las 7 de la tarde), y terminé a las tres de la madrugada en un bar del centro con el estómago y la cabeza muy revueltos. Para volver a casa cogimos un taxi que me dejó en la puerta de casa y un kilómetro más adelante dejaba a Oli en la puerta de la suya, donde fue abordado por dos elementos que le intentaron atracar. Todo acabó con unos golpes pero con la dignidad, la cartera y el móvil intactos.
Ya el sábado, tras intentar paliar los excesos de la noche anterior con mil y un remedios caseros y algún químico, me puse guapo y acudí al encuentro (que no cita) pendiente en Callao, donde teníamos previsto acudir al concierto de Sidonie en la Fnac, pero la cola kilométrica que daba la vuelta al edificio y lo absurdo de ésta, cuando en el auditorio no caben más de 200 personas, nos hizo cambiar de opinión y nos fuimos a cenar a una taberta vasca de pinchos, donde estaba todo muy rico.
Después paseamos un poco por Gran Vía, muy ambientada y colorida, y aledaños, donde nos sorprendió ver una performance en la que una chica totalmente desnuda era utilizada como pincel humano. Algo más tarde nos reencontramos cada uno con nuestro grupo de amigos y nos entregamos plenamente a los últimos hits musicales.. claro que sí! Pero fue salir de la disco y nos encontramos con unas calles llenas de mierda, gritos, decibelios por las nubes, prostitutas, vendedores ambulantes de alcohol y gente haciendo botellón en la misma cara de la policía, que asistía impasible a una noche sin ley, que durante unas horas fue de cultura.
Al volver, y después de buscar durante casi una hora un taxi libre, nos aseguramos muy mucho de ir con cuidado aunque fuese a lo ancho de tres metros de acera.

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