lunes, 9 de junio de 2008

Como un tomate


Yo, que genéticamente soy moreno de piel, ahora mis genes han decidido revelarse y convertirme en una especie de tomate con ojos, vamos son las consecuencias de estar todo un día al sol y sin protección solar.
Y es que este sábado era el gran día (por fín) en que nos volveríamos a ver todos los que sobrevivimos a un frenético fín de semana en Sierra Nevada, tres meses después nos reencontramos (con algunas ausencias importantes) en el chalet de Nacho en Rascafría, un lugar idílico de la sierra madrileña, la cual no conocía aún.
Montamos un picnic con barbacoa, alcoholes varios y bizcocho casero de Carmen (muchas gracias porque estaba buenísimo) jugamos a cosas que hacía más de una década que no practicabamos, como el balón prisionero y el pañuelo (...) además Mjo logró al fín que hicieramos una tanda al juego de las sillas.. que gané yo, por cierto; y a otros juegos no tan inocentes a propuesta de Rosa (que estos jueguecitos le encantan) pero que se escapó por los pelos de quedarse sin la mitad de la ropa. Hablamos de mil cosas y conocí a gente nueva, que siempre está bien..
y todo esto al sol de la sierra.. que para una vez que sale había que aprovecharlo.
Así que así estoy yo hoy.. que parezco un guiri en la costa. No me quiero imaginar como estarán los demás, sobre todo los hijos de Laponia...

Por cierto: Perdones mil por el "lapsus calami" del anterior post, para calami-dad yo.

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