lunes, 9 de febrero de 2009

La noche de los muertos vivientes

Este fin de semana ha sido bastante tranquilo, el viernes me quedé en casa reponiendome del estres de esta semana debido a la baja de mi compañero. Ya el sabado como seguía un poco enfermo con mis anginas y no era plan de salir a darlo todo hasta el amanecer como suele ser habitual ultimamente, decidimos quedar por la tarde e ir a tomar algo al sótano del Antik, donde ya nos empiezan a conocer. Hicimos una visita a la Casa del Libro, momento en el que descubrí que la gente puede ser hortera hasta para leer y donde una montaña de packs de libros de la saga Crepúsculo casi se come a JVIP. (por cierto, casi me da un espasmo al ver por primera vez en mi vida a un grupo de chonis en una librería)
Ya en la Gran Vía nos vimos invadidos por decenas de seres de ultratumba, ¿todavía estoy preguntandome que se celebraba esa noche? ¿el orgullo zombie? ¿un halloween retrasado o unos carnavales adelantados? ni p. idea.
En estas decidimos ir al cine a ver El curioso caso de Benjamin Button, pero sólo quedaban entradas para la primera fila, y como ver una peli con dolor de cuello no me hace ninguna gracia decidimos cambiar, y para seguir la estela de los muertos vivientes, compramos dos pases para Revolutionary Road, Kate Winslet y Leonardo Dicaprio volvieron al amor, ¿o no? No estuvo mal, aunque no todo en mundo supo entenderla (...)
Eran las 00:20, la puerta del cine parecía un cementerio y ni los gristos de los zombies me desvelaban ya, así que decidimos volver a casa, que mis anginas ya habían sufrido bastante.

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